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sábado, 19 de marzo de 2022

Patriarca San José, esposo de María


El Santo Patriarca San José, padre adoptivo de nuestro Señor Jesucristo, tuvo una vida enmarcada en la santidad. Hombre  justo por antonomasia, esposo virginal de la Virgen María, custodio de la Sagrada Familia, con sus incontables virtudes arracimadas en su santa vida: fidelidad,  fortaleza, docilidad, prontitud, pureza, generosidad, prudencia, disponibilidad, sencillez, templanza, obediencia, humildad, discreción, justicia, honestidad, diligencia, paciencia, tal como señalan algunos santos: 


San Pedro Crisólogo: “José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes». Por tanto, no cabe buscar en la fecha de hoy otro modelo más sublime para la vida espiritual que la del Santo Patriarca”. 

San Alfonso María de Ligorio ensalzó el trato familiar que tuvo con Jesús, durante el tiempo que le acompañó en la tierra: «José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba”.

Santa Teresa de Jesús que ha sido una de sus mayores propagadoras, decía: 《Otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas pero a san José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo》. 


También los pontífices han quedado conmovidos por el ejemplo del Santo Patriarca.

Sixto IV incluyó la fiesta de san José en el Calendario Romano en torno al año 1479. Pío IX lo proclamó Patrono de la Iglesia universal en 1870; León XIII precisó los fundamentos de este patrocinio el 15 de agosto de 1889, y Pío XII en 1955 designó el 1º de mayo como la fiesta de san José Obrero.

Juan XXIII iniciaba y culminaba su jornada poniéndose bajo su amparo. Lo proclamó patrono del concilio Vaticano II. Pablo VI el 19 de marzo de 1969 manifestó:《San José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan ‘grandes cosas’, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas》.

San Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica  Redemptoris Custos el 15 de agosto de 1989, en ella calificaba la fe, sostenida por la oración, como 《el tesoro más valioso que san José nos transmite》. Por su parte, a Benedicto XVI le llamó la atención su silencio. Y así, se dirigió a los fieles en uno de sus Ángelus en 2005, diciendo: 《Dejémonos invadir por el silencio de san José》. 

El Papa Francisco al comenzar su pontificado en el año 2013 dijo: 《En los Evangelios, San José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario》.

La grandeza de San José, padre y guardián de la Iglesia, que vivió cada segundo de su existencia con inquebrantable adecuación de su voluntad a la voluntad divina y su gloriosa vida en el silencio, hoy sigue  señalándonos el camino que hemos de seguir. 


IMITEMOS AL SANTO, IMITEMOS A SAN JOSÉ 


Artículo preparado para ustede por: Msc Deboraht Camacho, equipo PACES. 

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