Sin embargo, el fracaso puede enseñar lecciones valiosas cuando dejamos de verlo como una derrota y lo normalizamos como un evento que a todos puede ocurrir.
Para ello es necesario: aprender a gestionarlo, verlo como un evento tolerable, reparable, no catastrófico y como una oportunidad para fijarnos metas realizables, realistas y ajustadas a la realidad. Además es fundamental tener fe en Dios como cita filipenses 4,13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece¨” y confianza en si mismo, con argumentos realistas que permitan valorarse y creer que si puede volver a intentarlo para lograr el objetivo propuesto. Vaya por etapas.
Msc. Déborath Camacho
Escribe a pastoral.paces@gmail.com
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